21 de agosto de 2018

10 DISCOS ESENCIALES – CHUCK BERRY “ROCKIN’ AT THE HOPS” (1960)


¡Mi primer disco de Chuck Berry! A decir verdad, el primero que compré en vinilo. Hasta aquel momento tenía casi todo lo que Chuck había registrado, pero en cassette (toda una antigüedad, ¡pero qué lindo sonaban!…amén de haber sido en su momento un fiel soldado de las milicias del walkman y haberme gastado medio PBI de Noruega en pilas…) Digámoslo así, antes del arribo de la cultura digital, y su canilla abierta a casi todo, los discos de Berry eran un tanto difíciles de obtener en el país. Había que ir a disquerías especializadas y, en el mejor de los casos, te los grababan a cambio de un precio razonable. O bien el destino te llevaba a hacerte amigo de alguno de esos disqueros y te los terminaban grabando de onda, a lo que tampoco logré resistirme. A lo que se agrega una nueva página: como muchos de sus contemporáneos, aquellos arquitectos de la cultura del RnR de mediados de los ’50s, Berry tenía pocos álbumes de estudio. Lo más común de todo era la cultura del single (o simple, si les gusta más) Uno tras otros, según los dictados de la industria, lo que derivaba en una o varias recopilaciones (en el caso de Chuck, fueron muchas) a las que iban terminando a parar todas esas canciones que se editaban de a dos. Por lo que a los 20 años yo todavía era un ansioso (y ergo, fracasadísimo) consumidor de Chuck Berry que todavía no lograba saciar su instinto. Fue precisamente cuando hace ya bastante tiempo, en ocasión de un viaje de vacaciones a Rio de Janeiro junto a unos amigos, me dirigí a la (hoy desaparecida) disquería Modern Sound, en la clásica avenida Barata Ribeiro de la ciudad carioca. Modern Sound era “la” disquería de importados en Brasil, con alguna que otra que le hacía la competencia en Sao Paulo. Pero Modern Sound las superaba a todas en caudal. Un palacio de vinilos importados a diestra y siniestra capaz de dejar boquiabierto al más insaciable de los buscadores de buena música. Y también de frustrarme, como aquel último día de mi estadía cuando me dirigí al sitio en cuestión con apenas unos reales (o cruzeiros, por entonces) y encontrarme con no menos de veinte LPs por los cuale me babeaba descaradamente. Recuerdo haber visto no menos de 10 o 12 de Berry, pero mis fondos de aquel momento (reitero, fue al final del viaje) no me permitían comprar más de uno, y tal vez agregar alguna edición local brasilera de menor precio. Sin titubeos, el elegido fue el maravilloso Rockin’ at the Hops. Y no sólo por ser uno de los pocos discos integrales de estudio que editó (lejos de los singles o recopilaciones), sino que también, como la historia lo supo detallar ampliamente, era uno de los discos que Jagger llevaba debajo de su brazo el famoso día de su reencuentro con Keith Richards en la estación de trenes de Dartford en 1962. Así las cosas, tras contar las monedas que me quedaban, literalmente, terminé haciéndome de tal magnífica pieza, a lo que agregué la edición brasilera de Knocked Out Loaded de Dylan, que se había lanzado recientemente. No me voy a extender mucho sobre el disco porque para eso están las canciones que lo componen (ni tampoco esta vez me sobra el tiempo para hacerlo), pero desde aquí invito a todo degustador a hacer un recorrido por las doce canciones que componen a este disco originalmente publicado en 1960 (seis por lado), y grabado durante la era Chess Records, desde “Bye Bye Johnny” hasta “Let It Rock”, las mismas que, oh casualidad, han integrado el repertorio stoniano, y de tantos más, por décadas.
Y como si todo esto fuera poco, un capítulo más. Rockin’ at the Hops fue el disco que Berry me firmó en su primera visita a Argentina, en 1993 (y cuya imagen ilustra este comentario) Anécdota la cual invito a todo interesado/a a repasar en esta nota que escribí en ocasión de la muerte del más influyente de los padres del rock’n’roll, en marzo del año pasado. Enjoy.
https://sonaglioni.wordpress.com/…/papito-chuck-el-padre-d…/

No hay comentarios:

Publicar un comentario